Un Marino Mercante en la guerra
Fernando Morales es maquinista naval superior de la Marina Mercante y capitán de fragata de la Reserva Naval. En 1982, durante la guerra con Gran Bretaña, era el 2° oficial de Máquinas del buque transporte "Río Cincel" y guardiamarina de la Reserva.
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El maquinista naval superior de la Marina Mercante Fernando Morales (izquierda), junto al capitán de ultramar Carlos Carosso, primer oficial de cubierta del buque "Río Cincel", durante la guerra. |
n la Escuela de Guerra recuerdo que leí a un estratega famoso que decía que la guerra se gana en la estrategia pero se pierde en la logística”, de esta manera, el entrevistado responde nuestra pregunta sobre el rol que desempeñó la Marina Mercante durante el conflicto del Atlántico Sur. Así, nos recuerda que en cualquier conflicto bélico hay 3 factores que son tenidos en cuenta: la estrategia, la táctica y la logística.
“Internacionalmente, las Marinas Mercantes en épocas de conflicto pasan a ser un factor de apoyo importante: transportan pertrechos, municiones, víveres y —como pasó en Malvinas— se realizaron tareas de inteligencia bélica”, explica el maquinista naval superior Fernando Morales, veterano de la guerra.
“Todos los marinos mercantes que fuimos, lo hicimos concientes de que nuestra misión era apoyar al que estaba combatiendo; estábamos a cargo de la logística. Porque hoy en día la guerra moderna no la hace sólo el que empuña el fusil o el que tira un misil; sino todo el conjunto”, aclara.
En total, 652 marinos mercantes participaron de la guerra, de los cuales 30 eran cadetes de la Escuela Nacional de Náutica que estaban haciendo sus viajes de práctica (pilotinajes) y ninguno de ellos quiso ‘bajarse’. Además, es preciso resaltar la presencia de 5 mujeres: 4 de ellas eran cadetes de la Escuela Nacional de Náutica y 1 enfermera.
“En mi buque, el 'Río Cincel', había 2 mujeres: una era cadete del cuerpo de Administración y otra, del cuerpo de Comunicaciones”, recuerda Fernando Morales.
“Internacionalmente, las Marinas Mercantes en épocas de conflicto pasan a ser un factor de apoyo importante: transportan pertrechos, municiones, víveres y —como pasó en Malvinas— se realizaron tareas de inteligencia bélica”, explica el maquinista naval superior Fernando Morales, veterano de la guerra.
“Todos los marinos mercantes que fuimos, lo hicimos concientes de que nuestra misión era apoyar al que estaba combatiendo; estábamos a cargo de la logística. Porque hoy en día la guerra moderna no la hace sólo el que empuña el fusil o el que tira un misil; sino todo el conjunto”, aclara.
En total, 652 marinos mercantes participaron de la guerra, de los cuales 30 eran cadetes de la Escuela Nacional de Náutica que estaban haciendo sus viajes de práctica (pilotinajes) y ninguno de ellos quiso ‘bajarse’. Además, es preciso resaltar la presencia de 5 mujeres: 4 de ellas eran cadetes de la Escuela Nacional de Náutica y 1 enfermera.
“En mi buque, el 'Río Cincel', había 2 mujeres: una era cadete del cuerpo de Administración y otra, del cuerpo de Comunicaciones”, recuerda Fernando Morales.
También destaca que el accionar de las marinas mercantes en cualquier conflicto es precisamente el de constituir un elemento irremplazable en la logística de las operaciones navales, ya que ninguna fuerza militar —por poderosa que sea— cuenta en su flota con buques capaces de transportar grandes cantidades de combustible, pertrechos o tropa.
“Las marinas mercantes en general y los marinos mercantes en particular saben desde siempre que ante la eventualidad de un emprendimiento bélico en el país al que pertenecen, tarde o temprano serán convocados a prestar su apoyo a las Fuerzas en operaciones”, ejemplifica.
Ir a una guerra no siempre presupone entrar en combate en forma efectiva. Por cada combatiente hay muchos hombres detrás encargándose de la logística necesaria para que la acción se lleve adelante.
Y eso ocurrió hace 30 años en Malvinas: “Más de 650 marinos mercantes fuimos enviados al conflicto, sin más armas que nuestra ciencia, arte, oficio o profesión —cuenta—, con la única misión de ayudar a quienes llevaban adelante las acciones militares”.
“Hoy los conocimientos que adquirí con posteridad me indican que nuestras Fuerzas Armadas no estaban cabalmente preparadas para semejante empresa bélica. Pero la falta de material se suplió con una extraordinaria cuota de profesionalismo, valor, tesón y por sobre todo, amor a la Patria”, enfatiza.
Opina que aquellos que luego de los hechos de 1982 –como en su caso- pudieron estudiar en alguna institución relacionada con las Fuerzas Armadas, aprendieron que cualquier operación militar se apoya en un triángulo constituido por la estrategia, la táctica y la logística. “El primer elemento refiere al qué se quiere lograr; el segundo al cómo lograrlo; y el último al con qué hacerlo”.
Fernando está convencido de que “Malvinas nos hizo por un momento a todos iguales. No había civiles, militares, pro o anti algo. Fuimos un equipo.
Si bien sabía que no se les exigiría combatir (porque no era esa su misión), quiso el destino que pudiera cumplir con el primer punto de su juramento profesional: Salvaguardar la vida humana en el mar -aún a costas de riesgos personales-.
El "Río Cincel" estuvo afectado al conflicto durante la primera etapa: desde el 2 de abril hasta el 1º de mayo, aproximadamente. “Y además de las tareas de aprovisionamiento que tuvimos que hacer, nos tocó salvar vidas (el abecé de un marino mercante). Rescatamos a una lancha de desembarco de la Infantería de Marina que estaba haciendo una operación mar adentro, se quedó sin hélice… y luego de 8 horas de trabajo, con botes salvavidas, pudimos llevar a la dotación a salvo a Puerto Argentino”, dice el mercante Fernando Morales.
“Las marinas mercantes en general y los marinos mercantes en particular saben desde siempre que ante la eventualidad de un emprendimiento bélico en el país al que pertenecen, tarde o temprano serán convocados a prestar su apoyo a las Fuerzas en operaciones”, ejemplifica.
Ir a una guerra no siempre presupone entrar en combate en forma efectiva. Por cada combatiente hay muchos hombres detrás encargándose de la logística necesaria para que la acción se lleve adelante.
Y eso ocurrió hace 30 años en Malvinas: “Más de 650 marinos mercantes fuimos enviados al conflicto, sin más armas que nuestra ciencia, arte, oficio o profesión —cuenta—, con la única misión de ayudar a quienes llevaban adelante las acciones militares”.
“Hoy los conocimientos que adquirí con posteridad me indican que nuestras Fuerzas Armadas no estaban cabalmente preparadas para semejante empresa bélica. Pero la falta de material se suplió con una extraordinaria cuota de profesionalismo, valor, tesón y por sobre todo, amor a la Patria”, enfatiza.
Opina que aquellos que luego de los hechos de 1982 –como en su caso- pudieron estudiar en alguna institución relacionada con las Fuerzas Armadas, aprendieron que cualquier operación militar se apoya en un triángulo constituido por la estrategia, la táctica y la logística. “El primer elemento refiere al qué se quiere lograr; el segundo al cómo lograrlo; y el último al con qué hacerlo”.
Fernando está convencido de que “Malvinas nos hizo por un momento a todos iguales. No había civiles, militares, pro o anti algo. Fuimos un equipo.
Si bien sabía que no se les exigiría combatir (porque no era esa su misión), quiso el destino que pudiera cumplir con el primer punto de su juramento profesional: Salvaguardar la vida humana en el mar -aún a costas de riesgos personales-.
El "Río Cincel" estuvo afectado al conflicto durante la primera etapa: desde el 2 de abril hasta el 1º de mayo, aproximadamente. “Y además de las tareas de aprovisionamiento que tuvimos que hacer, nos tocó salvar vidas (el abecé de un marino mercante). Rescatamos a una lancha de desembarco de la Infantería de Marina que estaba haciendo una operación mar adentro, se quedó sin hélice… y luego de 8 horas de trabajo, con botes salvavidas, pudimos llevar a la dotación a salvo a Puerto Argentino”, dice el mercante Fernando Morales.
Fuente: gacetamarinera.com.ar
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